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La migración haitiana a través del hemisferio occidental: la (in)justicia racial

 


Este es un artículo de opinión de Priya Morley, asesora de políticas de justicia racial en el Promise Institute for Human Rights de la Facultad de Derecho de la estadounidense Universidad de California (Ucla), en Los Ángeles.

LOS ÁNGELES, Estados Unidos – Muchas personas se conmocionaron por la reciente “crisis” en la frontera entre Estados Unidos y México, cuando miles de migrantes haitianos intentaron entrar en Estados Unidos y fueron recibidos con violencia a manos de los agentes de la Patrulla de Aduanas y Fronteras de Estados Unidos.

Pero desde entonces, más de 7500 haitianos han sido deportados de Estados Unidos bajo el pretexto del Título 42, una medida de “salud pública” ampliamente criticada, que probablemente viola el derecho internacional (en particular el principio de no devolución) y que es perjudicial en especial debido a la “violencia, anarquía e inestabilidad” en Haití en este momento.

Como muchos han señalado, esta respuesta forma parte de una larga historia de leyes y políticas de inmigración estadounidenses anti-negras, y específicamente antihaitianas. Sin embargo, lo que no recibe suficiente atención es cómo el racismo y la xenofobia ya han afectado a estos haitianos a lo largo de su ruta migratoria.

Es esencial aplicar un lente de justicia racial transnacional no sólo para entender la reciente migración haitiana a través de las Américas, sino también para desarrollar cualquier respuesta legal o política futura a la migración en la región.

En varios países latinoamericanos, las leyes y políticas de inmigración al principio fueron acogedoras para los haitianos, aunque sólo fuera para facilitar la explotación temporal de la mano de obra “barata” haitiana.

Luego, a medida que las economías nacionales declinaban, los gobiernos de derecha fomentaron el sentimiento racista y antiinmigrante y restringieron la inmigración para excluir a los haitianos de la protección legal y de los territorios nacionales.

Muchos haitianos emigraron primero a Brasil tras el terremoto que asoló Haití en 2010, que exacerbó la inestabilidad política y económica del país y provocó una mayor inseguridad y violencia. A partir de 2011, Brasil concedió visas de trabajo a haitianos, en parte para utilizar su “mano de obra barata” para preparar la Copa Mundial de la FIFA de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.

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