El indiscreto pedido público de la señora Raquel Arbaje al Presidente Luis Abinader
de que observe el nuevo Código Penal dominicano recién aprobado por el Congreso,
que algunos aplauden, es una intromisión poco común de una Primera Dama en un
asunto de Estado.
Su pedido, hecho también por sus tres hijas, pone al gobernante en un conflicto de
intereses, al tener que decidir en complacer a su familia o al interés nacional, de
sustituir un viejo Código Penal, que data del 1884, por una pieza moderna que
garantice una mejor justicia, independientemente de las fallas que tenga.
En una carta abierta, que además de Arbaje y las tres hijas del mandaron firman
también cientos de otros ciudadanos, denuncian los retrocesos que supuestamente
representa el recién aprobado Código Penal, porque alegadamente vulnera principios
fundamentales de justicia, equidad y protección.
Es la primera vez en la República Dominicana que una Primera Dama se sale de sus
cabales, y pretende trazar pautas en política de Estado, y hasta se atreve a criticar a
legisladores.
Muchos dicen que como mujer ella tiene derecho a hacer ese tipo de declaraciones,
pero lo que pasa que ella no es simplemente una mujer, ni habla como mujer, sino
que es también la Primera Dama. Es obvio, que ella no sabe distinguir su rol de mujer
y el de Primera Dama, ni su esposo tampoco.
Su actitud provocó que el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, la
criticara públicamente, al expresar: "A nuestra querida primera dama y a las hijas del
presidente: merecíamos que nos lo dijeran de otra manera. A mí no me gustó, y a los
diputados tampoco".
Todo eso motivó que el presidente saliera públicamente también de forma insensata
a defender a su familia, criticar a Pacheco y a menospreciar el papel político realizado
por los 144 diputados en su triunfo electoral, como si el caso se tratara de un conflicto
de familia, y no de interés nacional y de alta política.
En su reproche el mandatario dice: “con todo el respeto que me merece el señor
Pacheco y sus 144 soldados de la democracia, yo le agradezco el esfuerzo. Claro
que sí. Pero recordarle que yo no estoy en el palacio por voluntad de un comité de
avengers legislativos. Y si mi esposa y mis hijas, ciudadanas libres opinan, no es
para que le duela, sino para que reflexione”.
Ahora hay que ver, si el pedido o emplazamiento se lo hubiera hecho un ministro o
cualquier otro funcionario público, si el mandatario hubiese dicho lo mismo.
Probablemente lo destituiría del cargo. También, con su respuesta deduzco, que en
su casa, el esposo Abinader, no es quien decide. Tampoco supo distinguir lo que es
su familia y lo que son los asuntos de Estado.
Como es natural, funcionarios del gobierno y dirigentes del oficialista Partido
Revolucionario Moderno (PRM) se están disputando quien brinda más apoyo a
Raquel Arbaje y al Presidente, porque en países como el nuestro, los sultanes
siempre tienen la razón, y hay que humillárseles y rendirles pleitesías.
No me sorprendería que algún funcionario loco del gobierno, planteara que se
cambiara el emblema del Escudo Nacional, de “Dios, Patria y Libertad”, por el de
“Dios, Patria y Raquel”.
En la República Dominicana y en casi todas partes del mundo, la Primera Dama no
es considerado un cargo político oficial, aunque en ocasiones se le han asignado
funciones de Estado por decretos u otras disposiciones legales.
En casi todo el mundo, las primeras damas se destacan por el acompañamiento a sus
esposos y sus labores en diferentes áreas de la sociedad y del Estado, pero siempre
manteniendo la discrecionalidad.
Hay muchas damas que se han destacado en ese rol. Para mencionar algunas puedo
citar a la esposa del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, Melania
Trump, quien debe ser una de las más discreta del mundo.
Por igual, para mí la mejor Primera Dama del planeta lo fue la argentina Eva Perón
(María Eva Duarte de Perón), por su apoyo a su esposo Juan Domingo Perón antes y
durante su presidente en el período 1946 y 1952. Se destacó por su trabajo en el
triunfo electoral de su esposo, por su respaldo a los trabajadores y otros sectores
necesitados y por su lucha por establecer el voto femenino. Su contribución fue tan
importante que fue declarada oficialmente y de manera póstuma “jefa espiritual de la
nación, en el 1952.
En la República Dominicana, puedo citar a la señora Asela Mera de Jorge, la esposa
del fenecido presidente Salvador Jorge Blanco, quien gobernó en el período 1982-
1086. La sito, no porque quizás no sea la mejor, pero trabajé en prensa del Palacio
Nacional y vi lo bien que se compenetraba con su esposo.
En definitiva, creo que sólo en la República Dominicana es donde una Primera Dama
se atreve a hacer un pedido público como el señalado a un Presidente, y éste la
aplauda y además critique a sus legisladores.
Entiendo también, que si se quiere establecer el aborto en la República Dominicana,
el Presidente, su esposa y sus hijas, deben primero leer el artículo 37 de la
Constitución de la República, y luego solicitar su reforma.
Creo que Pacheco por dignidad debe renunciar como diputado y hasta del PRM, pero
sé que no lo hará, sino que se puede atrever hasta pedirles disculpas públicas a
Arbaje y a Abinader, para estar bien con el poder.
El caso que nos ocupa es muy particular, ya que la Primera Dama sentó un
precedente de que cualquier funcionario público pueda emplazar a un Presidente, y
éste en lugar de despedirlo o reprocharlo, lo aplauda, por su derecho de ser hombre o
mujer, porque sólo en la República Dominicana pasan cosas como esa.
0 Comentarios