Nosotros

Declaración Pública de la Fuerza Nacional Progresista, en ocasión de 45 aniversario de su fundación 6 de Julio del 2025.





La Fuerza Nacional Progresista en el cuadragésimo quinto aniversario de su fundación,  hace presencia de nuevo en este sagrado recinto de la República , para rendir reverencia solemne a la memoria de los Padres de la Patria,  al tiempo que renovamos ante este excelso altar nuestro compromiso existencial, irrenunciable, de honor, de continuar con valor y fervor, en forma incansable y consecuente, la lucha por defender, preservar y potenciar los atributos inalienables de la Nación Dominicana, que necesita ahora, como nunca antes, en expresión de Juan Pablo Duarte, de “todos los buenos y verdaderos dominicanos…”


Como sentenció nuestro presidente, fundador y líder ,el Dr Marino Vinicio Castillo Rodríguez,  en el 30 aniversario de nuestra organización, “ un partido político, al nacer, como en aquel día del año 1980, tenía la ineludible necesidad de procurarse una partida de nacimiento solemne, diferente, comprometedora; pues luego de jurar que la razón del partido solo tendría un fundamento, el de servir lealmente a esta Patria, era frente a Uds que la fundaron donde había que venir, porque Uds fueron el pensamiento, la acción y el martirio que encarnaron respectivamente, hasta alcanzar la gloria de ser Eternos Padres de la Patria…”


A lo largo de nuestra existencia, hemos probado que somos una fuerza de vanguardia, militante, combativa, confiable, coherente, arriesgada, que sin tener una amplia y tradicional estructura organizativa y electoral, hemos  sabido abrazar e impulsar las más grandes causas de la dominicanidad y defendiendolqs con determinación y contundencia. 


Es por eso que en los últimos cinco decenios, no puede escribirse lealmente la historia de la República- aunque muchos quisieran-, silenciando las acciones de impacto de los nacional-progresistas, y sobre todo, de nuestro líder histórico, que responde propiamente a la descripción hecha por el gran pensador del Humanismo Cristiano Jacques Maritain, de la Personalidades Proféticas, esos que son indispensables junto a las minorías militantes para marcar rumbos nuevos, para advertir de los riesgos y peligros de los procesos nacionales y sus entornos internacionales, asi como denunciar y combatir las injusticias y los abusos  de los poderosos, y las traiciones y actos proditorios contra la causa nacional. 

Hemos probado también que puede hacerse una buena política-la única verdadera-, con base en el conocimiento y el poder de la palabra, la razón y el derecho. No a partir de las últimas encuestas y de las coyunturas de lo conveniente, como se suele hacer, sino de una visión  profunda y sustancial de un Proyecto de Estado y de Nación, enclavada en las realidades nacionales y geopolíticas, en la historia y la cultura de nuestro pueblo. Con agendas amplias de Libertad, Seguridad y Soberanía, integradas con propuestas viables, que pueden irse concretando tanto con firmeza y trabajo, como con una actitud abierta, dialogante y modesta; y siempre con sentido de misión, entrega y trascendencia, que se sobrepone a los sectarismos y que privilegia la búsqueda de la unidad nacional a la obtención de las ganancias partidarias y de ocasión. 

No hemos temido quedarnos solos, aislados, incomprendidos, ni tampoco renunciar al poder convencional que da la participación en el gobierno, si sentimos que estamos defendiendo posiciones de principios fundamentales, o cuando percibimos que son desconocidos intereses permanentes de la República. El tiempo como decía el Dante, es el gran juez que siempre sabe “dar la ardua sentencia”, y hoy podemos decir con cierta satisfacción pero también con pena-porque hay asuntos en que hubiéramos querido estar equivocados-, que es cada vez mayor el número de dominicanos que nos entienden y admiten que “los Vinchos tenían razón”. Muy en especial, en lo concerniente a la amenaza mortal que representa la crisis del Estado Fallido de Haití y sus repercusiones sobre la República y la Región Gran Caribe, y en estrecha conexión con la misma, el peligro de la expansión del Crimen Organizado Transnacional y sus secuelas disolventes y maléficas. 

También, nosotros en la Fuerza Nacional Progresista que tenemos- por razones históricas- como símbolo partidario, El Hombre con el Arado, es decir, el esfuerzo humano sobre la tierra, en la producción “del campo, la fabrica y el taller”, nunca nos hemos alejado de esa causa vital para la pervivencia de la dominicanidad. Pero aunque estamos muy conscientes que sin Producción no hay Nación-y por eso mismo tenemos un compromiso con una agenda muy definida de construir una Nueva Ruralidad y ejecutar un programa de Justicia Histórica con la gente del campo y la producción- que es a la vez un programa de sentido común en favor nuestros campesinos, productores y agricultores, y además, del necesario y urgente relevo de productores-, también hemos asumido la ardua y apremiante misión de hacer conciencia que Sin Nación no hay Producción. 

Samos la fuerza nacional que más empeño a puesto en concienciar al liderazgo nacional y al pueblo dominicano, de que no es posible hacer buena política “mirándonos el ombligo”, expresión que empleó con frecuencia un gran amigo de nuestra organización y sus posiciones, el sobresaliente intelectual y pensador de la dominicanidad, Federico Henríquez Gratereaux, para significar la importancia de escrutar y estudiar todo lo que acontece en nuestros entornos globales, continentales, regionales e insulares, y sus efectos sobre nuestras realidades nacionales, así como de la importancia de extraer del decurso de nuestra historia, las lecciones claves para fortalecer el Proyecto Nacional Dominicano, que emprendió Juan Pablo Duarte y los Trinitarios, que afianzaron los restauradores, y que han podido conservar todos los que han luchado desde posiciones soberanistas en cada generación levantando la bandera la independencia y la autodeterminación nacionales, la bandera de nuestra integridad territorial y demográfica, la bandera de nuestra identidad nacional de raíces humanistas y cristianas, la bandera de nuestro valioso y diverso potencial de desarrollo. 

En el presente, nos esperan enormes desafíos como nación-quizás los más exigentes de toda nuestra historia-, que nos comprometen más como fuerza política: está concluyendo sin dudas el ciclo histórico que comenzó en 1996, con un sistema político, partidario y electoral en fase de crisis terminal, acusando problemas crecientes de legitimidad, degradación institucional y descomposición moral. El actual gobierno actual que encabeza el Presidente Luis Abinader se puede catalogar como un gobierno de transición hacia el nuevo ciclo, cuyo signo está por definir. También, las cuentas nacionales y las indicadores del crecimiento económico, especialmente, los incómodos que no se analizan debidamente , muestran inequívocamente que la articulación del Estado- capturado y minado por prácticas clientelistas, populistas y patrimonialista-, con una economía dominada por un entramado de negocios extractivos de rentas, de alta concentración monopolística de unos cuantos grupos de gran poder y con pretensiones de ejercer hegemonía en toda la isla, resulta insostenible, onerosa, ruinosa, liquidadora de la nación dominicana y sus potencialidades. Esa es la contradicción dominante y antagónica, que inexorablemente marcará para bien o para mal, el curso de los acontecimientos nacionales a futuro. 

Recientemente explicamos que aquí y ahora, el pueblo dominicano tiene ante sí una nueva prueba que resolver, de manera definitiva. Nos referimos al gran dilema histórico de la nación desde su fundación: Ser Finca con Pasaporte RD de unos Pocos Dueños- donde los políticos y sus partidos son los administradores y capataces-, o Ser República con un Proyecto Nacional fuerte e integrador de Todos los Dominicanos. 

Pero también debemos hacernos cargo de que el orden globalista que se pretendía implantar, sobre la liquidación de las naciones- con sus identidades, fronteras, creencias religiosas, culturas, atributos inalienables de estado-, afortunadamente está derrumbándose en forma estrepitosa. Presenciamos el desarrollo de una guerra global híbrida, con múltiples escenarios de conflictos de todo tipo, un proceso crítico en curso de desglobalizacion, la caída de los esquemas multilaterales y multiculturales surgidos tras la conclusión de 2da Guerra Mundial, la polarización social y disrupción ideológica más vertiginosa de la historia universal… Son tiempos bravos y tormentosos, en los que se definirán los liderazgos de la nación para el nuevo ciclo histórico, que quiera la Providencia que nos conduzca a un esfuerzo de unidad nacional sin precedentes para preservar nuestros logros y sortear los peligros que nos asechan.

Al finalizar este mensaje, es justo y necesario puntualizar lo siguiente: la Fuerza Nacional Progresista, que ha abogado siempre por la unidad nacional más allá de los partidos, más allá de las ideologías, más allá de los intereses de grupos y sectores, reitera su llamado a los titulares de los poderes públicos, al liderazgo nacional, en especial, al alto empresariado, y a las instituciones de seguridad y defensa, que abandonen las posiciones de negación o evasión, y asuman con todas sus consecuencias la dura realidad: la prueba que tenemos por delante, es la de un problema internacional- el mas antiguo y complejo del continente-, con implicaciones de seguridad interior y exterior, no un problema migratorio laboral, ni menos un problema de controles fronterizos. Contra República Dominicana se ejecuta un plan criminal de alta inteligencia y perversidad, que persigue trasvasar las crisis de Haití al territorio nacional, con una estampida de millones de haitianos puestos en fuga, con la prolongación y agudización de la guerra civil en desarrollo, escalando su violencia terrorista, el empleo de tecnología bélica de punta como los drones, y el involucramiento de señores de la Guerra Global, mercenarios y corrientes identitarias de diferentes partes del mundo. Enviar la señal de que estamos dispuestos a asumir los problemas de Haití en República Dominicana, como se pretende con el plan de regularización migratoria laboral que se quiere validar en el Consejo Económico y Social, constituiría no solo un grave error estratégico,  sino una gravísimo y artero atentado contra la nación dominicana que será resistido en todos los espacios. 

El pueblo dominicano, que está despertando y que en nuestra historia ha sido el gran actor,  cuando sus dirigentes cimeros claudican o desertan de sus obligaciones, necesita estar consciente, unido y movilizado; necesita conocer la verdad de lo que sucede; necesita ser sacado de la trampa mortal en que ha sido colocado a lo largo de un prolongado proceso- marcado por dosis variables de debilidad, inconsciencia, irresponsabilidad, ambición, traición…y estupidez- , porque la mejor defensa de la Patria amenazada solo la puede proveer el pueblo mismo, con la Gracia de Dios. En ese sentido manifestamos nuestra disposición de seguir trabajando con sentido patriótico en la formación de un movimiento popular, nacional, patriótico, de amplia base, para una lucha de resistencia y afirmación de los derechos inalienables de nación y de la dominicanidad. 

Recordando nuestro lema nacional: Dios, Patria y Libertad. Recordando nuestro lema partidario Paz, Justicia y Libertad, proclamemos ,con la fuerza de las convicciones  hondas y el amor a lo nuestro: 

Viva la República Dominicana. 
Vivan Duarte, Sánchez y Mella.
Viva la Fuerza Nacional Progresista 
Viva nuestro líder Vincho Castillo.

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