Si el Colegio Cardenalicio optara por seguir la línea marcada por Francisco durante su papado, muchas de las miradas en el próximo cónclave del Vaticano se posarían sobre el italiano Pietro Parolin, el cardenal que durante más de una década ocupó el segundo cargo más alto de la Santa Sede y mantuvo una estrecha relación con el fallecido pontífice, aunque es considerado más conservador.
El
secretario de Estado del Vaticano reemplazó a Francisco en varios actos a lo
largo de los años, especialmente cuando sufría problemas de salud, y suena
entre los candidatos más fuertes para ocupar el puesto vacante.
Quién es
Pietro Parolin
Parolin
nació en 1955 en Schiavon, un pequeño municipio de la provincia de Vicenza,
según su biografía oficial en la Santa Sede. Fue ordenado sacerdote en 1980 y
seis años después definió su línea de carrera, con el ingreso al servicio
diplomático.
Sus
primeros destinos fueron Nigeria, en 1986, y México, en 1989, donde estuvo tres
años y trabajó por el restablecimiento de lazos diplomáticos entre el Vaticano
y el país latinoamericano, que se reanudaron en 1992, luego de más de 130 años.
En 2002,
Juan Pablo II lo nombró subsecretario de la Sección para las Relaciones con los
Estados.
Parolin,
que además de italiano habla francés, inglés y español, conoce de cerca América
Latina. En 2009, Benedicto XVI lo designó nuncio apostólico en Venezuela, en
años de tensa relación entre el Gobierno del entonces presidente Hugo Chávez y
la Iglesia católica.
En 2013, ya
en el papado de Francisco y sin ser aún cardenal (ello ocurriría un año
después), fue designado jefe de la diplomacia del Vaticano.
“Siento todo el peso de la responsabilidad
sobre mí: ante la que mis potencias son débiles y mis habilidades pobres”, dijo
en un comunicado citado por Radio Vaticano. Por su parte, el fallecido papa lo
destacaba por su “capacidad de diálogo y de trato humano”.
Para ese
momento ya era considerado como una de las mentes más brillantes de su
generación en la Iglesia. John Allen, excorresponsal de CNN en el Vaticano,
escribió en 2013 en el National Catholic Reporter que Parolin “ha estado en la
línea del frente dando forma a la respuesta del Vaticano a prácticamente todos
los desafíos geopolíticos de las últimas dos décadas”.
En 2014
volvió a Venezuela, esta vez enviado como testigo del diálogo entre el gobierno
del presidente Nicolás Maduro y la oposición, en el marco de protestas que
dejaron decenas de muertos, cientos de heridos y miles de detenidos, y que
concluyó sin grandes acuerdos.
En 2016, envió una carta a Caracas en la que
instó a la “implementación urgente de medidas destinadas a aliviar la grave
crisis de abastecimiento de comida y medicinas que está sufriendo la
población”, según reseñó Vatican News.
También envió en 2021 una carta a la gremial
patronal Fedecámaras en la que pidió a los responsables políticos una
negociación seria que dé “solución a la crisis actual de ese amado país”, según
publicó el grupo en redes sociales.
En el plano
regional, asistió en 2016 a la firma del acuerdo entre el Gobierno de Colombia
y la guerrilla de las FARC. Durante su gestión, también el Vaticano participó
en el proceso de descongelamiento de relaciones bilaterales entre EE.UU. y Cuba
a fines de 2014.
Por otra parte, fue artífice de las gestiones
para el restablecimiento de relaciones entre el Vaticano y China, con un
acuerdo para el regreso de obispos al gigante asiático.
Si bien sus
detractores pueden señalar su falta de experiencia pastoral, al nunca haber
estado al frente de una diócesis, Parolin tiene un profundo conocimiento de la
Iglesia global.
Cuenta
además con experiencia en el escenario multilateral.
En 2006 lideró los esfuerzos del Vaticano para
la aprobación y puesta en marcha del Tratado de No Proliferación Nuclear, con
un discurso ante el Organismo Internacional de Energía Atómica, y durante
varios años fue el encargado de dar el mensaje del papa ante la Asamblea
General de la ONU.
Entre la
continuidad y la cautela: su posible rol como sucesor de Francisco
Parolin ha
defendido la agenda de Francisco, pero es una figura más cautelosa y
conservadora. En 2015 calificó la legalización del matrimonio entre personas
del mismo sexo en Irlanda como “una derrota para la humanidad”, aunque en 2024
elogió un documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que abre la
posibilidad de bendecir a parejas del mismo sexo.
“La Iglesia de hoy no es la Iglesia de hace
2.000 años. La Iglesia está abierta a los signos de los tiempos”, expresó en
una conferencia en Roma
Su cercanía
a la línea de Francisco podría jugar un rol en la votación, ya que el 80% de
los cardenales que elegirán al próximo líder fueron designados por el fallecido
pontífice.
Es una
cifra más alta que la del cónclave de 2013, cuando Benedicto XVI había nombrado
a casi el 60% de los electores.
Las
habilidades de mediación de Parolin pueden ser un atractivo para los votantes
del cónclave, de cara a un mundo sacudido por conflictos y tensiones políticas.
Otro factor
en consideración es su edad (70), que podría traducirse en un papado más
prolongado, dado que los últimos dos pontífices fueron elegidos con 76 y 78
años. Además, su eventual elección significaría el regreso de un italiano al
trono de San Pedro, luego del primer papa latinoamericano, un alemán y un
polaco.
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