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consecuencias de las canciones que promueven la ofensa y la violencia hacia el hombre y la mujer



Las canciones son composiciones artísticas que forman parte de la libertad de expresión, 

pero, que se han ido pervirtiendo, al pasar del romanticismo y de hermosas líricas, a una 

lexicología de agravios, de apología al sexo degenerado, al odio, a la humillación, al 

maltrato verbal y al desprecio del hombre y la mujer, así como a la exaltación de vicios 

como las drogas y el alcohol.

Aunque todavía se componen y se cantan canciones hermosas y con buenas letras 

dedicadas al amor y al desamor, no hay dudas que poco a poco, el desenfreno va ganando 

terreno, principalmente entre luna parte importante de la juventud, que escucha canciones 

exageradamente sexualidad o que contienen insultos, desprecios e irrespetos.

Durante las últimas décadas adultos, jóvenes y niños estamos consumiendo canciones y 

ritmos degenerados, y lo grande del caso, es que no tenemos conciencia de lo que hacemos, 

sino, por el contrario, las cantamos, las tarareamos, las bailamos, las gozamos y nos 

divertimos, como si fueran lo mejor del mundo.

Dentro de esas canciones hay de diversas categorías, como las que son insultantes y 

humillantes para el hombre, y lo grande del caso es que las mujeres las han hechos éxitos 

mundiales. La número uno de este renglón, no por ser la peor composición, sino por ser la 

más popular, es la que canta Paquita la del Barrio, una intérprete que, a mi modo de ver, 

debe tener problemas psiquiátricos, porque es la más misandria de todas, ya que una parte 

de sus canciones son extremadamente humillantes hacia el hombre.

Dentro de esas canciones, la más groseras y ultrajante es la titulada “Ratas de dos patas”, 

que en varias de sus estrofas dice lo siguiente: 

“Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho. Infrahumano, 

espectro del infierno, maldita sabandija, cuánto daño me has hecho. Alimaña, culebra 

ponzoñosa, deshecho de la vida, te odio y te desprecio. Rata de dos patas, te estoy 

hablando a ti, porque un bicho rastrero, aún siendo el más maldito, comparado contigo, se 

queda muy chiquito”.

Dentro de las tantas, hay otra canción que es ofensiva contra el hombre, pero no es tan 

ultrajante y tan irrespetuosa como esa, que se llama: “Ese hombre que tú ves ahí”, que la 

hicieron famosa varias cantantes, como Rocío Jurado y La India.

En contra de las mujeres, también hay canciones de ese tipo al por mayor y detalle. Hay 

una variedad de composiciones y ritmos que las llaman, malas, “chapiadoras”, putas, 

cuerneras, chifleras, vagabundas e ingratas, y que además de insultarlas, las desprecian. La 

locura llega a tal grado, hasta en la República Dominicana hay una artística que se hace 

llamar con el “lindo nombre” de la “Perversa”.

Incluso, hay canciones que se escuchan románticas e inofensivas, pero en el fondo son 

dañinas, como, por ejemplo, la titulada “Mátala”, del mexicano Alejandro Fernández, que 

se le ha criticado porque en su esencia es una propaganda al feminicidio, ya que en varias 

de sus estrofas dice lo siguiente: 

“Amigo, voy a darte un buen consejo, si quieres disfrutar de sus placeres, consigue una 

pistola si es que quieres, o cómprate una daga si prefieres y vuélvete asesino de mujeres. 

Mátalas, con una sobredosis de ternura, asfíxialas con besos y dulzura, contágialas de 

todas tus locuras”.

Por igual, hay otras canciones que incitan el acoso del hombre sobre las mujeres, al 

consumo de alcohol, a las drogas y al sexo, que son cantadas y bailadas en gran parte del 

mundo, como si fueran buenas cosas y, además, dignas.

En la apología del sexo vulgar, el reggaetón y otros ritmos urbanos se llevan los primeros 

lugares, porque rompen con las reglas sociales y las buenas costumbres, y producen las 

mayores groserías y perversión. Muchos jóvenes de hoy disfrutan de ese tipo de canciones 

sexualizadas, violentas y depravadas.

Muchas de estas canciones están compuestas con la ausencia del razonamiento, para 

satisfacer las necesidades desenfrenadas del pene y de la vagina. Sus bailes también son 

obscenos.

En este renglón deben haber cientos de canciones de ese tipo, pero una de las más vulgares

que es escuchado es la titulada: “Cuatro babys”, que interpretan el colombiano Maluma, en 

colaboración de los cantantes puertorriqueños Noriel, Bryant Myer y Juhn, donde mayor 

vulgaridad no puede haber.

Las consecuencias del consumo de estas canciones son la práctica de más sexos a temprana

edad y a cualquier edad, más embarazos no planificados, menor pudor, mayor promiscuidad, más agresiones, más perversidad, menos respeto entre el hombre y la mujer y más asesinatos. En definitiva, las composiciones artísticas depravadas al parecer no tienen límites, ni 

censuras, y aunque en casi todos los países existen normativas y organismos para su 

regulación, en la práctica son infuncionales, por lo que los agravios, la apología al sexo 

degenerado, al odio, a la humillación, al maltrato verbal y al desprecio del hombre y la 

mujer prevalecerán y dominarán al mundo, por encima de los buenos valores, que pronto 

serán partes del recuerdo.


autor es periodista, abogado de la República Dominicana y director del 

periódico digital: “libertaddeexpresion.net”.

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