"¡La sensación de la era!", "¡La mujer que se ríe de la muerte!", "¡No la puedes matar!", decían los anuncios promoviendo su show a finales del siglo XIX.
Pero más allá del espectáculo, Evatima Tardo, fue un enigma para la ciencia.
Quien era "sin duda la mujer más extraordinaria y extraña del mundo", según el New York Times en 1897, era "conocida por la fraternidad médica por años y ha sido un misterio para los miles de doctores en el Continente y en Estados Unidos que la han visto".
Lo que habían visto, tanto los científicos como el público en general, era no sólo impresionante sino también inexplicable.
Una y otra vez, en escenarios o en salas de instituciones médicas, los presentes eran testigos de su capacidad de soportar potentes venenos y graves lesiones, mientras permanecía serena.
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