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Los latigazos que reciben los haitianos en la frontera comprueban que Biden es tan malo como Trump en migración


 Cuando el país reemplazó al presidente Donald Trump con el presidente Joe Biden, muchos de nosotros juramos que nos mantendríamos atentos y responsabilizaríamos a Biden tal como lo hicimos con su predecesor abiertamente intolerante. Cuando Trump fue presidente, los liberales e izquierdistas del país denunciaron constantemente sus políticas opresivas, especialmente en lo que respecta a la inmigración. Ellos, correctamente, identificaron que las instalaciones de detención de inmigrantes eran, de hecho, campos de concentración y con frecuencia protestaban contra los "niños enjaulados".

Pero el lunes, cuando vi imágenes de un oficial de la patrulla fronteriza que aparentemente azotaba a refugiados haitianos en la frontera entre Estados Unidos y México, se hizo evidente que no habíamos hecho lo que dijimos que haríamos. Para los oponentes de Trump, todo estaba en su poder para cambiar. Era el rostro de la crueldad estadounidense. Para los facilitadores de Biden, él es simplemente una figura decorativa y las advertencias están vagamente dirigidas al "gobierno" o la "administración", en lugar del propio Biden, que es el jefe de estado.

Hoy, Estados Unidos se levantará frente a la Asamblea General de la ONU. Se hablarán elocuentes palabras sobre cómo el presidente Biden está intentando, y según él, logrando, curar al país del daño de un posible dictador. Hablarán sobre cómo la justicia y la rectitud han regresado al país y cómo todos los que viven aquí están ahora en el camino hacia una vida mejor. Todo esto serán mentiras, y la evidencia se esparce por todo Twitter. No puede haber justicia en un país donde los refugiados haitianos son azotados. Y si no puede haber justicia, entonces no debemos permitir que haya paz. ¿Dónde está la rabia colectiva que avivó el fuego contra Trump? La necesitamos ahora, más que nunca, con el mundo mirando.

Como una persona de color, cuya familia ha soportado los horrores de la esclavitud, la colonización y el encarcelamiento masivo, esta imagen fue la realidad de mis pesadillas. Me hace llorar de rabia saber que las personas de color siguen siendo controladas con armas parecidas a látigos, tal como lo fueron nuestros antepasados esclavizados; y me enfurece que algunos de nosotros recibamos comodidades y éxito profesional para restar valor al hecho de que poco, en general, ha cambiado.


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